Extinción de especies de manera masiva a consecuencia del colapso ecológico

A no ser que hagamos una transformación urgente de la industria y nuestra forma de consumir, el ser humano dañará gravemente la biodiversidad de la Tierra. La amenaza del colapso ecológico y la consecuente extinción de especies es inminente y debemos actuar frente a ella.

Qué es el colapso ecológico 

Si la Humanidad no se hace cargo de sus acciones y no controla la crisis climática, nos dirigiremos irremediablemente hacia el colapso ecológico. Esto quiere decir que las altas temperaturas provocarán una serie de cambios repentinos que pondrán a prueba la supervivencia de la fauna y flora terrestre. Muchos animales podrán resistir estas condiciones durante un tiempo, pero a largo plazo sufrirán consecuencias devastadoras. De hecho, según detalla un informe de IPBES(Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas), un millón de especies se encuentran bajo amenaza de extinción.

Sin embargo, esta vez no podemos culpar a los meteoritos de esta catastrófica pérdida en la biodiversidad de la Tierra. Ahora, los verdugos en esta extinción masiva son otros: los humanos.

Cuál es la situación actual y cómo actuar

El informe del IPBES presentaba innumerables argumentos que nos obligan a realizar un cambio transformador que debe afectar a las estructuras mundiales financieras, económicas y sociales. Y aún va más lejos: para evitar extinciones masivas es necesario que hagamos responsables a industrias como la agricultura, la pesca industrial, las obras de infraestructura, la minería, la extracción de energía, la tala de árboles, las plantaciones y la bioenergía a gran escala. Y, obviamente, tampoco debemos olvidarnos del crecimiento ilimitado y el consumo excesivo.

En este punto, los pueblos indígenas y las comunidades locales juegan un papel fundamental en la primera línea de la defensa de los ecosistemas. Habitualmente, estas comunidades protegen a la biodiversidad y se enfrentan a las grandes corporaciones en los conflictos que se producen por la propiedad de las tierras. De hecho, la conservación manejada por las comunidades locales y por los pueblos indígenas se ha demostrado mucho más eficaz que la gestión de las áreas protegidas oficialmente: han sabido evitar mejor la deforestación y la pérdida de hábitat de los territorios que ocupan.

Por esta razón, es imprescindible que los pueblos indígenas y las comunidades locales gocen de soberanía a la hora de manejar sus territorios. Es más, se debería declarar a sus territorios libres de proyectos de desarrollo y se debería potenciar en ellos la gestión propia de los pueblos en materia de agroecología, pesca de pequeña escala y energía comunitaria.

Solo cambiando el sistema podremos evitar el colapso ecológico y la consecuente extinción de especies.

La biodiversidad y la extinción de especies como consecuencia

Según los científicos, si no actuamos urgentemente, pronto vamos a ver un colapso en los ecosistemas y océanos que se acabará expandiendo hacia los bosques y latitudes más altas hacia el año 2050.

Pero los datos van aún más lejos. Si para el año 2100 el calentamiento global aumenta más de 4 °C por encima de los niveles preindustriales, el 15 % de las comunidades estarán expuestas a condiciones drásticas y son muchas las especies que no sobrevivirán. Y, como todas sabemos, esto fácilmente podría pasar si siguen aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero.

Desde el año 1500, se han extinguido más de 320 especies de vertebrados terrestres. Y lo que aún es más preocupante es que de las especies que aún sobreviven, su población ha disminuido en una media de un 25 %. La pérdida de invertebrados no se queda atrás.

Actualmente, nos enfrentamos a la sexta oleada de extinción de especies en masa del planeta. De hecho, muchos insectos, arañas y gusanos —tan importantes para el sostenimiento de la vida, pues se encargan de la polinización, del control de plagas de los cultivos y de la descomposición de la materia y el consiguiente ciclo de los nutrientes— han sufrido un descenso enorme de sus poblaciones.

Esta merma en el número de invertebrados, provocada por la alteración del clima y la destrucción de su hábitat, pondrá en peligro la capacidad de la naturaleza para proveernos de alimentos. 

En este sentido, es muy importante que rompamos las barreras que frenan al individuo en su concienciación. Esto significa que, para conseguir un cambio significativo, tenemos que aprender a sentir la misma empatía por el oso polar que por el insecto. Es decir, debemos aprender a transmitir la importancia de la naturaleza en su totalidad. Es necesario que equiparemos la pérdida de la biodiversidad con otras noticias provocadas por los cambios meteorológicos, como es el caso del calentamiento global, las inundaciones y los incendios forestales.

 

En resumen, podemos afirmar que las grandes extinciones serán provocadas por la irresponsabilidad del ser humano. Sin embargo, no debemos englobar a todas las personas en el mismo saco: la industria y el consumismo salvaje que está provocando el aumento de temperaturas ni siquiera ha beneficiado a toda la población. Volvemos a ver cómo el capitalismo ha favorecido solo a unos pocos, a la vez que ha multiplicado la pobreza, la violencia, los conflictos internos y, además, el deterioro medioambiental.

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