El 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, no debería ser un día de discursos vacíos. Esta fecha es un grito de rabia y resistencia. La violencia de género sigue asolando a millones de mujeres en todo el mundo, incluso en nuestras propias calles y hogares. Ya basta de palabras; necesitamos acción. En este artículo, exploraremos cómo el 25N se ha convertido en un símbolo de lucha, denuncia y resistencia para las mujeres y para toda persona que rechace vivir en un mundo donde se normaliza la violencia.
Historia del 25 de noviembre: la memoria de las Mirabal y nuestra lucha sin fin
El 25N honra a las hermanas Mirabal —Patria, Minerva y María Teresa—, tres mujeres que lucharon sin descanso contra la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Fueron asesinadas en 1960 por su activismo. Su brutal asesinato fue un intento de silenciar la resistencia, pero su legado ha sobrevivido a través de cada mujer y persona que hoy grita “¡No más!”. Esta conmemoración no es un recordatorio amable; es una llamada a enfrentar la violencia y desafiar el sistema que la permite y la perpetúa.
Tipos de violencia de género: un sistema de opresión
La violencia contra las mujeres no es un accidente, es una estrategia para mantener el control. Se manifiesta de muchas formas, y todas ellas buscan el mismo fin: someter y callar.
- Violencia física: Golpes, estrangulamientos, agresiones. No es “exceso de amor”, es una brutalidad consciente.
- Violencia psicológica: Manipulación, control y aislamiento. Los insultos y amenazas no son pequeñas cosas, son armas.
- Violencia sexual: Desde el acoso hasta la violación. Cada acto sin consentimiento es una violación de la libertad.
- Violencia económica: El control de los recursos financieros es otra herramienta para reducir la autonomía de las mujeres.
- Violencia digital: Amenazas, difamación y acoso en redes. La violencia no necesita estar en el “mundo físico” para ser devastadora.
Consecuencias de la violencia de género: no estamos exagerando
La violencia contra las mujeres tiene consecuencias graves y duraderas, y los números no mienten. Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual, según la OMS. Estas cifras no son estadísticas, son vidas rotas, oportunidades perdidas y cicatrices físicas y emocionales que marcan para siempre. Y es un problema que no solo afecta a las víctimas directas; se extiende y debilita el tejido de la sociedad entera.
Resistencia contra la violencia de género: basta de discursos, necesitamos acciones
Las leyes y las campañas no son suficientes. No podemos esperar a que cada víctima cargue sola con el peso de la violencia que sufre. Aquí algunos ejemplos de cómo las sociedades y los colectivos están empujando hacia un cambio real y profundo:
- Ley y justicia de verdad: Las leyes contra la violencia de género deben aplicarse de manera efectiva. No más “advertencias” ni penas suaves. Es tiempo de un sistema judicial que actúe sin excusas ni dilaciones.
- Campañas contundentes: Organizaciones y colectivos feministas luchan sin descanso para romper el silencio y llevar la denuncia a cada rincón. Estas campañas no pueden quedarse en la teoría; tienen que ser acciones directas.
- Redes de apoyo sin burocracia: Las mujeres necesitan más recursos accesibles, rápidos y seguros: refugios, apoyo psicológico gratuito, acceso a la justicia. De nada sirve un número de ayuda si no se ofrece una respuesta inmediata y eficaz.
La responsabilidad social en la lucha contra la violencia de género: dejar de ser cómplices
Cada persona que permite, niega o minimiza la violencia contra las mujeres es parte del problema. Para acabar con esta lacra, la sociedad entera debe implicarse y dejar de excusar las agresiones. No basta con la empatía; necesitamos acción.
- Exigir respuestas: No permitamos que la violencia se “resuelva” en el ámbito privado. Las denuncias y la protección deben ser inmediatas y eficaces.
- Apoyar a quienes denuncian: Las mujeres que dan un paso adelante merecen todo el apoyo, sin cuestionamientos, sin dudas.
- Educación radical para la igualdad: Desde temprana edad, se debe educar en la igualdad y el respeto real, no en estereotipos ni en discursos superficiales.
25 de noviembre, un día para decir ¡Basta ya!
Este 25 de noviembre no puede ser otro día para declaraciones vacías o compromisos sin fundamento. La violencia contra las mujeres es una emergencia mundial, y la única respuesta posible es la resistencia activa. Las leyes y los recursos son necesarios, pero si la sociedad no cambia sus actitudes, no habrá paz para las mujeres. Basta de violencias, basta de excusas, basta de cómplices.
El cambio es ahora, y no vamos a dar un paso atrás.
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