Los maquis: la historia de la guerrilla española

Estallada la Guerra Civil en el verano de 1936, debido al golpe de Estado del ejército sublevado,España se vio dividida entre las zonas ocupadas y las que permanecían bajo poder del gobierno republicano. A medida que avanzaba el control franquista, se dio paso a un pasto de represión en los territorios sometidos que obligó a muchas personas leales a la República a continuar la lucha armada echándose al monte, formando así grupos de guerrilla a las que se les acabaría conociendo como “maquis”.

Quiénes fueron los maquis

En un principio se les denominó como “los huidos” o “los del monte”, pero tras la efectividad demostrada contra Hitler en la Francia ocupada y en sintonía con sus congéneres franceses, comenzaron a usar el nombre que poseían en el país galo, proveniente de la palabra corso-italiana macchia, usada para designar a los montes de matorrales y arbustos donde se emplazaban estas fuerzas de la resistencia francesa.
En España, por tanto, el vocablo “maquis” sería sinónimo de guerrillero, así como el título de estos grupos que, ocultados por la sierra y en los lugares más recónditos de la geografía española, fueron formando su propia defensa frente al ejército franquista, la Guardia Civil y la policía armada, y decidieron que antes de morir capturados, combatirían desde los montes por los ideales de la libertad y la democracia.

Qué papel desempeñaron los maquis en la guerra civil española

La importancia que tomó la guerra de guerrillas fue cada vez más tenida en cuenta por los líderes republicanos, siendo en ese principio Juan Negrín su mayor valedor. 
El mismo presidente, ministro de Defensa desde 1938, veía en estas guerrillas la posibilidad de ofrecer acciones militares relevantes en la retaguardia enemiga. Por ello, se dispusieron órdenes para que sus combatientes se dedicaran a torpedear las vías de suministro, liberar prisioneros políticos, además de cortar la comunicación entre los distintos frentes y mandos, e incluso encargarse de la transmisión de información que pudiese ser utilizada en favor del ejército republicano. Aparte, se estipulaba que ante una posible caída del resto del país en manos sublevadas, las guerrillas se convertirían en el modo único de lucha contra el franquismo, a la espera de la ayuda internacional.
Desgraciadamente, la finalización de la Guerra Civil meses antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aisló a muchos de estos grupos, que en algunos lugares contaban con grandes contingentes, como en el norte, Teruel, Extremadura, La Mancha y Andalucía. 
Esto sucedió al tiempo en que miles de personas cruzaron la frontera con Francia antes de la caída definitiva de Cataluña, desde donde muchos exiliados se enrolaron en la Resistencia francesa, que serían el germen de la Agrupación Guerrillera Española y posteriormente de la Unión Nacional Española antifranquista, cuya misión resultaría en el apoyo al ejército francés de liberación contra la invasión nazi, conservando la esperanza de que posteriormente volverían de nuevo sobre España.

Los maquis en la postguerra

Al finalizar la guerra en abril de 1939, a las guerrillas del monte tan solo les quedaba el apoyo exterior del PCE, poder que fue decayendo tras el intento de invasión del Valle de Arán en la Operación Reconquista de España, en 1944, suponiendo este hecho la derrota de la mayor fuerza guerrillera leal a la República. Este hecho provocó su retirada, dejando completamente solas a las guerrillas aisladas del interior, que únicamente confiaron en la ayuda de los puntos de apoyo del llano, es decir, mujeres y hombres que desde las aldeas y pueblos cercanos ayudaron a estas guerrillas, arriesgando sus propias vidas.
Estos puntos de apoyo, conocidos como enlacesfueron tan importantes o incluso más que los guerrilleros para la resistencia antifranquista, ya que eran estas personas las encargadas de facilitar a los guerrilleros munición, alimentos y noticias o información sensible acerca de los movimientos de los cuerpos armados franquistas. Dicha labor los ponía directamente en el punto de mira de la Guardia Civil, que a menudo los descubría, apresaba e incluso fusilaba mediante la llamada Ley de Fugas.
Las mujeres fueron sobre todo las que más ayudaron en la primera etapa, debido a que eran menos vistas y tenidas en cuenta. Esta discriminación hacia la mujer les sirvió para desenvolverse mejor en la ayuda a “los huidos”, siendo imprescindibles para esos guerrilleros, que no podían avanzar ni mantenerse de no ser por ellas. Poco a poco, estas mujeres también se vieron obligadas a echarse al monte tras ser perseguidas por las fuerzas franquistas y fueron ellas las que se encargaron mayormente de volver desde Francia para recoger a los que se quedaron en España, tras la paulatina disolución de las guerrillas.
Esta fue y será la épica de estas guerrillas antifranquistas, que eligieron combatir por una causa frente al miedo impuesto por la represión de una dictadura, sin saber qué iba a pasar mañana, pero sin olvidar sus fuertes ideales desde aquellos montes y montañas que les darían por siempre el famoso nombre de los maquis.

Comentarios (0)

Product added to wishlist