Ya estamos sufriendo el cambio climático

   Del 1 al 12 de noviembre, los dirigentes mundiales se reunirán en Glasgow, en la COP26, cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Llevan 26 conferencias, y cinco desde el Acuerdo de París, donde se acordó el objetivo de limitar el calentamiento global muy por debajo de +2 ºC y realizar grandes esfuerzos por no superar +1,5 ºC.

   A pesar de los acuerdos de las 25 cumbres anteriores, el neoliberalismo sigue destruyendo los soportes de la vida y de la sociedad, y cada año se siguen batiendo récords en las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, la temperatura media del planeta es ya 1,1ºC más alta que en la era preindustrial. El cambio climático ya es una realidad, y sus efectos no son solo algo que sufrirán las futuras generaciones, sino que ya los estamos sufriendo. Ejemplos de ello son la extinción masiva de las especies, los fenómenos extremos cada vez más frecuentes –olas de calor, sequías, inundaciones, incendios...–, el deshielo del permafrost y de los glaciares, las pérdidas de cosechas o el apartheid global contra los refugiados. Las previsiones a corto plazo del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), publicadas recientemente, son escalofriantes.

 

  No podemos seguir retrasando las soluciones para mitigarlo. Ahora, el reto es luchar cada décima para no superar el calentamiento de 1,5ºC para el año 2100 e impulsar la transición ecológica y social. En el camino de evitar las consecuencias más graves del cambio climático, los países del Norte global tenemos una gran responsabilidad; aún mayor sus élites. Por ejemplo, en 2018 se emitieron 8,7 toneladas de CO2 por habitante de Euskal Herria, por encima de la media de la UE (8,6 t) y el mundo (6,6 t). Los miembros de la COP26 y los Gobiernos estatal, autonómicos y locales tienen que abandonar la comodidad de las declaraciones de emergencia climática y pasar a la acción. Es urgente planificar democráticamente la reducción del consumo de materiales y energía de forma socialmente justa a través de Asambleas Ciudadanas.

  

La emergencia climática, aunque sea una lucha global, necesita respuestas locales. De hecho, nos parece imprescindible llamar la atención sobre el hecho de que la situación de emergencia en la que nos encontramos tiene que ver con las políticas que se hacen aquí, en Euskal Herria, en materia de energía, de transporte, de residuos, de ordenación territorial, de biodiversidad, etc. Esas políticas profundizan en un modelo económico y social insostenible que agudiza la crisis climática y ecológica. En este contexto, es necesario exigir un cambio de dirección rotundo, en pos de una transición justa. Pero esa transición justa no se producirá si pilotarla queda en las mismas manos de quienes nos han traído hasta aquí, y eso es lo que pretenden las autoridades cuando, por ejemplo, ponen a empresas como Iberdrola o Repsol en primera línea de los candidatos a recibir los fondos europeos para la recuperación tras la pandemia.

Romain Lauféron (Extinction Rebellion Bizkaia)

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